domingo, marzo 26, 2006

38 - TENER PERRO, MEDÍTELO BIEN

A menos que viva usted en una casa unifamiliar, con jardín, tener perro representa una alta responsabilidad, no es que los afortunados que pueden disfrutar de un poco de verde no deban ser responsables; pero al vivir en un ambiente menos hacinado no se encontraran con tantos problemas con los vecinos que aquellos que viven en un piso. Poseer un perro bien educado, que respeta el mobiliario doméstico durante nuestra ausencia y que no ladra constantemente, es en estos casos sumamente importante. Seguro que si pudiera iría usted con su perro a todas partes, pero la verdad es que no puede. No puede entrar en un bar, no puede subir a un transporte urbano, ni ir a un hotel, a la mayoría de ellos, y si va a un camping, deberá dejarlo atado en su parcela, puede que incluso le nieguen la entrada y si sale al campo se encontrará con la terrible realidad de que a menos que se esté en un coto privado de caza, puede ser multado por no llevar a su perro sujeto con una correa y con bozal. En alguna ocasión, más de una, se le habrá chafado algún plan por tener que atender a su querida mascota, tan torpe que no sabe ir al lavabo, hacer sus cosas, tirar de la cadena y conformarse con ver la televisión. Así son las cosas, el perro es un animal, depende de usted y el pobre tiene sus necesidades fisiológicas. Las psíquicas solemos pasarlas por alto con suma frecuencia, pero las fisiológicas son visibles, palpables y con un penetrante, que no reconfortante, poder oloroso. No es un leproso, pero cuando va por la calle la gente le mira mal. Tampoco es un delincuente, pero en alguna ocasión alguna persona se habrá encarado con usted, harta de las cagadas y meadas de los perros. Ese enfadado ciudadano lleva razón, pero paradójicamente siempre la toman con el dueño concienciado que suele recoger las deposiciones de su animal. Como medida disuasoria, rápese la cabeza, sustituya su chucho por un rottweiler y ya verá como nadie le dice nada. Es casi científico: un perro de aspecto asesino, con un dueño más peligroso que el peor de los canes, no suele verse molestado por las turbas callejeras. Si piensa que la policía va a jugarse el físico investigando las rápidas muertes de cierto número de pequeños perros, atacados por el espécimen que va por el parque sin atar, y sin bozal, mientras su joven dueño consume litrona tras litrona con sus amigos, orgulloso de la fiera estampa de su mascota, clara materialización física de su propio intelecto, hombría, y, aunque el bicho pueda ser homosexual, virilidad, pues, vaya, está usted muy equivocado.

No se preocupe, acepte su condición de leproso con entereza y la próxima vez piénselo mejor. Cuanto mejor estaría ahora gozando de la compañía de un gato, o de un caimán que poder lanzar al retrete, que no con su perro. La de pelo que debe recoger, lo sucia que tiene la casa, el sofá, la de destrozos que le ha causado, el mal olor a perro, incluso a mierda, que tiene su coche, las cicatrices que luce por jugar más de la cuenta con su mascota... en fin: sarna con gusto no pica.

Si ha llegado hasta aquí, es que después de todo es usted una persona lo suficientemente enrollada y paciente para merecer compartir su vida con un perro, así que: suerte, y que la paciencia, y el sentido común le acompañen, a usted y a su querido amigo perruno durante muchos años más.

1 Comments:

At 4:22 p. m., Blogger kikegs said...

muchisimas gracias por las explicaciones...

me las voy a leer de nuevo

 

Publicar un comentario

<< Home