14- LENGUAJE ENTRE PERROS
Si es usted mujer, deberá tener en cuenta que las mujeres no suelen tener este tipo de problemas. No es que las mujeres no tengan dignidad, no me mal interprete, es que nunca consiguen pasear solas. Es un principio científico, aplicable a todos los países motorizados, que una mujer nunca cambiará la rueda de su vehículo. Incluso en el desierto más inhóspito, algún indígena de sexo masculino se ofrecerá gustoso para realizar tan sucia e ingrata tarea. Algo parecido pasa con esto de los perros. Puede que un hombre no tenga perro, pero si usted es mujer y suele frecuentar un determinado sendero, siempre a la misma hora, no se preocupe, el tipo conseguirá un perro y dos días más tarde lo tendrá allí, andando a su lado, molestándole con su interminable atención hacia usted y su entrepierna. Porque seguro que el perro que ha conseguido el individuo en cuestión es un salido, por algo se lo han regalado, y tan pronto como usted tenga la regla, notará un hocico de cerdas puntiagudas, puede que muy parecido al de su propio marido, si es que este gasta bigote, presionando sobre la cremallera de sus pantalones. Y ahí va un buen consejo: ni se le ocurra llevar falda.
Otra cosa muy a tener en cuenta, es que por el movimiento y situación del rabo conocerá usted el talante y estado de ánimo de su perro. Con los hombres pasa algo parecido solo que los movimientos del rabo humano son mucho más sosos y menos ingeniosos que los del perro. El mío mueve la cola como Charlot movía el bastón: en círculos. Resulta gracioso de ver y no pocas mujeres habrán filosofado, en círculos restringidos, imagino, sobre dónde aprendió el animalito estas filigranas. Si su perro no mueve la cola en círculos o carece de ella; incluso de orejas, no se desespere. Aún le queda mucho por aprender. Lo primero es el saludo.
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