domingo, marzo 26, 2006

25 - NO


Nuestra primera orden: no.

El “no” es una orden básica, fundamental, significa que el perro no debe hacer algo. Existen infinidad de ejemplos en los que sin darse cuenta se encontrará diciendo que no a su perro. Si usted es mujer tendrá millones de ejemplos, y no sólo para con su perro. Cuando su perro se acerque a una caca, con la más que probable intención de comérsela, diga: no. Esta orden debe darse en el mismo momento que intentamos inculcar en el animal la idea de que esa actitud no es la que esperamos de él. De nada servirá decirle diez minutos más tarde, cuando vienen hacia nosotros con el aliento fuertemente perfumado, y el hocico de color marrón: no. No se moleste en hacerlo, perderá el tiempo y confundirá al animal. Y mucho menos, suelte un largo discurso recriminatorio. El perro pensará que está jugando con él, halagándolo y no entenderá la razón de su furia, incluso puede creer que le está exigiendo que comparta su festín con usted y a la más mínima distracción se encontrará con un lametón en la boca. No se sorprenda de esto. Ni el sentido del olfato ni el del gusto del perro es igual al del ser humano. Si tiene alguna duda al respecto, pruebe el pienso que da a diario a su querido amigo. A menos que sea usted consumidor habitual de comida preparada, se dará cuenta de las diferencias gustativas entre ellos y nosotros. Volviendo a lo anterior, si tiene la desgracia de haber saboreado la mierda del perro de su vecino, no se enfade con su perro. Resulta difícil no enfadarse, puede que ya le haya dado un par de patadas y esté sentado sobre él moliéndole las costillas, pero, debe pensar, sincerarse, y reconocer que el único culpable de lo sucedido es usted mismo, ni más ni menos. ¿No le había advertido que no diera discursos, que no se mostrara intimidador? Claro, ahora dirá que todavía no había comprado este libro, que ni siquiera había llegado a este capítulo, pero eso son excusas. Debió comprar este libro hace tiempo y leerlo cuanto antes. Ahora recapacite, deje de martirizar a la pobre bestia y medite sobre lo tonto que es. Como es lógico, se supone que no querrá que este incidente vuelva a repetirse. Bueno, eso es lo que espero que desee. En este mundo hay gente para todo. Si lo que quiere es que su perro no vuelva a comer una caca, debe darle la oportunidad de repetir su hazaña y cuando esté a punto de volver a darse un atracón, diga: no. Si es necesario, repita la orden: no. ¿Y qué hago si mi perro no obedece a la orden de no? Esa es una buena pregunta. Vaya hacia él y vuelva a repetir la orden: no. Si aún así el animal persiste, cójalo por el cogote y apártelo de su objetivo mientras repite la orden: no. Si puede, elévelo del suelo. Si por algún motivo no se siente seguro de coger al perro por el cogote, por su tamaño o edad, tenga la precaución de ir provisto de un periódico enrollado como si fuera un pergamino. Cuando diga: no, golpee el hocico del animal, nunca la cabeza, con el periódico. Procure no dar en la mierda. Ya me imagino la escena. No sea torpe y acierte con el hocico. Debe ser un golpe seco: chac. No le hará daño y para él un golpe en el hocico no supone ninguna ofensa. Si con todo no ha conseguido su propósito, y su perro, pese a sus órdenes, se ha comido la caca, espere hasta la próxima ocasión. Ignore esta pequeña derrota y no de muestras de flaqueza. Ignore a su perro durante un rato, como si estuviera enfadado con él. Ignorarlo es el mayor castigo que puede infringirle, de paso se evitará que el canalla venga a limpiarse el hocico en sus pantalones. Si lo desea, puede dar muestras de silencioso desconsuelo. A la próxima ocasión repita los pasos anteriores. Si continúa sin tener éxito, coja una piedra pequeña y en el preciso momento en que su perro comete de nuevo la infracción, diga: no. Si no obedece, repita el no, pero esta vez acompañado de la piedra, recuerde: pequeña, que al impactar en el animal seguro que le hace desistir. No hace falta decir que el impulso que daremos a la proyectil debe ser dirigido al culo o flanco del animal, nunca a la cabeza, y siempre sin ánimo de hacerle daño. Aunque le parezca rústico, siempre será mejor que el tradicional método de soltar una patada o restregarle el hocico sobre el excremento, método no aconsejable, más que nada, porque no pocos perros creen que esto es justo lo que desea su amo de ellos, que se restriegue por la mierda. Absténgase de usar este método. A la más mínima distracción, su perro podría acabar como una croqueta rellena de perro. Si lo prefiere, puede recurrir a un collar de adiestramiento electrónico: por descargas eléctricas. Esta opción se explica al final de este capítulo.


Esta orden, no, se debe repetir todas las veces que el perro haga algo que nosotros no queremos que haga: morder el sofá, roer la pared, beber en un charco de agua sucia, alejarse de nosotros, ladrar, comer cosas de la calle, subir a la cama, sentarse en el sofá, etc., etc. En especial, recuerde: no dé discursos, diga sólo no y no diga el nombre del animal, muéstrese inflexible, sea perseverante y no se de por vencido; mantenga la calma, no haga de las infracciones un juego para el animal. Tampoco cometa la torpeza de repetir los fracasos uno detrás de otro, al final el perro creerá que usted se llama: no. Mi consejo es que en casa, ponga al animal ante las transgresiones más frecuentes, o ante un plato de exquisita comida humana, y cuando el chucho intente darse el atracón, o hacer el destrozo que pretendemos evitar, ordénele: no. Deje claro que usted es el que manda. Su perro debe obedecer. Si no lo hace, dele una palmada en el hocico, cójalo del cogote, dele con un periódico enrollado, haga, al fin, lo que quiera, pero su perro debe entender que usted es quien manda y que un no, es que no. Si todo lo anterior no da resultado y el animal le gruñe, castíguelo: enciérrelo un rato en la terraza, en una habitación, ignórelo por completo. Este proceso le será más fácil si está en casa. Recuerde: dele la orden justo en el momento de la infracción, muéstrese terco, debe mantener siempre el mismo criterio, no puede decidir que un día dejará que su perro duerma en su cama y el resto de la semana no, las leyes deben ser respetadas por ambas partes siempre. En caso de no ser obedecido, la indiferencia, incluso el aislamiento (recluirlo en la terraza, en una habitación, o en el cuarto de baño durante media hora) son el peor castigo que puede dar a su perro. Muchos perros infringen las normas para llamar la atención de sus amos, téngalo en cuenta, a un perro aburrido no le importan las posibles consecuencias, como son golpes, insultos o discursos inacabables. ¿Ha olvidado su vieja táctica de meterse con la chica, o el chico, que le gustaba y que no le hacía el menor caso, sólo para así captar su atención, puede que su odio eterno? Su perro no es muy diferente. Por lo tanto, haga caso a su perro cuando obedezca e ignórelo cuando infrinja las leyes. Como norma de convivencia, no ignore por completo a su perro y después exija de él que sea una estatua de piedra o un robot que obedezca sus erráticas ordenanzas. La mayor alegría de su perro es ver que usted está contento, que juega con él, lo acaricia, le susurra cosas al oído, le cuida diligentemente y lo saca a pasear. La ausencia del amo es para él una angustia, su perro no entiende el motivo por el que está solo, apartado de usted, del clan, y es normal que se entretenga mordiendo cosas, incluso que quiera vengarse por ese abandono sin motivo. Cuando están en la calle, si usted no juega con él, una infracción es la forma en la que el animal encuentra para que usted le haga caso. Juegue con su perro, manténgase en contacto con él y todo le será más fácil. Aún así, si considera que su perro no es obediente y le causa destrozos, lo mejor que puede hacer hasta que el animal no comprenda perfectamente las órdenes, si tiene que dejarlo solo en casa, es que lo deje en una terraza, jardín, patio o habitación, en la que no pueda causar grandes desaguisados. De esta forma se evitará muchos disgustos. Como ya se ha dicho en otros capítulos, el perro debe tener sus objetos para morder y jugar, cuantos más mejor, y así poder exigirle que respete los demás utensilios domésticos. Por descontado, el animal debe disponer siempre de agua a su disposición y si está al aire libre, de una sombra o un techo bajo el que poder cobijarse. Si en algún momento ve que el animal viene a pedir perdón, zalamero, puede mostrarse magnánimo, es una muestra de sumisión y en el lenguaje perruno suficiente para no ser castigado físicamente. Recuerde: uno, debe ser siempre consecuente con las decisiones que adopte y dos, su perro no asocia el castigo al hecho realizado a menos que se lo recrimine en el acto. De nada servirá que le pegue por haber roto el mando a distancia de la televisión si ya han pasado cinco minutos, no digamos unas horas, el perro no lo entenderá y lo único que conseguirá será un perro miedoso que no tendrá confianza en usted.

No se sorprenda si se encuentra que un buen día su perro hace algo que usted creía ya había aprendido que no debía hacer, por ejemplo, ladrar por la noche. Ordénele callar, usando la orden de no, y si obedece, acaríciele con ternura la cabeza. Un poco de comprensión ante una pesadilla o un ruido que nuestros torpes oídos no pueden escuchar, bien valen un poco de cariño siempre que con eso el animal no se acostumbre a llamar nuestra atención de esta forma. Si el perro persiste en sus ladridos puede hacer dos cosas: averiguar el motivo, asegurarse de que no corre ningún peligro y ordenarle callar mientras le acaricia la cabeza. Si sus demandas van dirigidas a usted, mire que el animal no le pide alguna cosa, agua, por ejemplo. Si la actitud del animal resulta ser caprichosa, sea inflexible, ordénele que se calle, diga: no. Si está seguro de llevar razón, nunca dé su brazo a torcer, tenga más carácter que su perro. Pero recuerde: una cuerda muy floja no hace música, pero si la tensamos demasiado, se rompe.

2 Comments:

At 8:48 p. m., Blogger George said...

Saludos a los que publican el blog. Yo tengo un perro boxer blanco de seis meses, es muy juguetón y es una semana menor que mi hija.
La verdad es que el perro ha aprendido a obedecer muy rápido, la constancia en realidad hace milagros.
Gracias por los artículos y ánimo para todos los que buscan entrenar a sus mascotas.

 
At 4:30 p. m., Blogger Mar said...

Hola, me parece que el que escribió este capítulo se olvidó de los derechos de los animales... cómo voy a utilizar una piedra para tirársela y tratar con eso enseñarle algo... o pisarle las costillas... es una vergüenza de blog.

 

Publicar un comentario

<< Home